Existen una serie de Principios Básicos que, en la dinámica
de cambio acelerado en que vivimos, hace que se olviden con frecuencia:
- Cada persona es, con mayor o menor intensidad,
el centro de su universo.
- La inmensa mayoría de las personas trabajan
porque es la única opción para alcanzar el resto de sus
objetivos.
- Con demasiada frecuencia el trabajo consume,
de forma directa o indirecta, la mayoría del tiempo disponible,
lo que hace que quede muy poco para cumplir el resto de los objetivos.
El incumplimiento total o parcial de los objetivos vitales
de la persona hace que ésta viva en un estado de fuerte insatisfacción.
En su análisis, más o menos consciente, la culpa de esta
insatisfacción recaerá en el trabajo, lo que hace que
la persona no enfrente su día a día con la mejor actitud.
Esto, inevitablemente, se refleja en su rendimiento y, en definitiva, en
el beneficio que la Empresa obtiene de su trabajo.
Ha llegado el momento para las empresas de cambiar el
punto de mira y darse cuenta de que la persona satisfecha, que puede
avanzar consistentemente hacia la consecución de sus objetivos vitales,
es tremendamente más productiva.
En definitiva, si hacemos que la persona
corra alrededor de la Empresa sacaremos mucho menos rendimiento que si
nos centramos en la persona y hacemos que sea feliz.
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